Achegamos un texto de Marieta Manso cargado como sempre de lucides, claridade...
PRIMER ACTO
Escena primera
El escenario vacío de cosas y una mujer sentada en una silla, de madera, en el centro.
Mujer (Mirada fija, serena, hacia el fondo del escenario)
Siempre creí que las cosas eran como me las contaban, que los pobres eran pobres porque habían nacido así, o por mala suerte o porque no tenían la destreza suficiente para ser otra cosa. Que los pobres daban lástima y, lo más importante, no podían dejar de ser aquello que eran: pobres.
También me contaron que yo vivía en un país desarrollado, que el crecimiento económico era siempre bueno, que no había que preocuparse por el agotamiento de los recursos o la contaminación porque ya vendría algún avance tecnológico a solucionar el problema. Y me contaron que la vida de todas las personas valía lo mismo, mujeres y hombres, blancos y negros porque todos éramos iguales.
Entonces conocí a Mabel, que me contó que ella era pobre por las políticas neoliberales que países como el mío aplicaban en el suyo, y me hizo entender lo que significa la palabra dignidad. A Daouda, que me explicó cómo la policía de mi país desarrollado hacía redadas en las que detenía a gente por el color de su piel y cómo cada vez más gente se juntaba para impedir que siguieran sucediendo. A María Elena, que me mostró de manera contundente qué significa que los humanos somos ecodependientes y a Sara, que dedica cada hora de su día a la invisible tarea de cuidar a los que le rodean.
Hasta ese momento conocía una sola historia.
---