Esta fin de semana celébrase en Cuenca o encontro de Baladre, ao que non poderemos achegarnos e do que de todos xeitos estaremos informadas das conclusións ás que se chegue. Co fin de posibilitar a reflexión os compañeiros de Baladre nos fixeron chegar este texto moi recomendable.
Texto para encontro de Baladre en Cuenca:
Vamos a comenzar con un algoritmo totalmente cierto “divide y vencerás”. “Divide et vinces” afirmó Julio César de cara a sus “enemigos” (habitantes de las tierras que ambicionaba), para siguiendo el algoritmo inventar una estrategia militar llevada al campo de la política y la sociedad para reducirla justo a lo que se desea, a la nada, a la más extrema debilidad. Y desde Julio César, los estadistas, los filósofos al servicio de los Estados (con la máxima expresión durante el Despotismo Ilustrado), no han hecho más que enriquecer la idea con otras perversidades (“todo para el pueblo, pero sin el pueblo” “lo que importa es el fin, no los medios”….) o con métodos igualmente perversos o más que las ideas (tortura física, el control de las mentes, el control de las vidas) que a su vez tan sólo han evolucionado junto a la tecnología.
Llegamos al siglo XXI con una sociedad dividida, desde lo geográfico (Norte-Sur), lo ideológico (derecha-izquierda), lo económico (ricas-pobres), lo sexual (hombres-mujeres), el color (blancas-negras), lo laboral (empleadas-desempleadas), lo salarial (las que cobran más-las que cobran menos-las que no cobran nada), y así hasta el infinito.¡Bien, el algoritmo conseguido!, años de esfuerzo desde las grandes instituciones primero imperiales (Imperio Austro-Húngaro, Otomano…) de los siglos XVIII al XIX, a las grandes instituciones también imperiales (BM, FMI, OTAN, UE…) de los siglos XX y XXI, alabemos su saber hacer, la sociedad parece odiarse las unas a la otras, olvidando que somos una sola. Nos enfrentamos en mil campos de batalla y de futbol…El campo está abonado para que cualquier respuesta social a las agresiones de las grandes instituciones neoliberales esté completamente neutralizada. Hemos visto como crece la burbuja inmobiliaria, como el precio de la vivienda crece por encima del valor real de la misma, dejando que ese principio fundamental recogido en nuestras liberales constituciones “derecho a la vivienda digna” se convierta en “derecho a una hipoteca indigna”, dividiéndonos entre quienes podían pagarla y quienes no, pero además con su pervertida tecnología, con sus medios de domesticación de masas, se ambiciona lo que se no puede lograr, pues los salarios que nos pagan o no nos pagan, no lo permite, y además nuestro esfuerzo se diluye, no salimos a las calles de forma masiva a reclamar una vivienda, comida, vestido…fin de la precariedad y la pobreza, nos mantenemos en nuestras cajas de cemento, propias o alquiladas, absorbiendo ambición y generando esfuerzos personales para alcanzar los fines materiales…no nos engañemos, es entendible.
En este status de la cuestión avanzamos hacia momentos inciertos, estamos dentro de una situación de CRISIS insostenible en la que es la debilitada y divida sociedad de masas (si en plural) la que siente y resiente las consecuencias: incremento del desempleo, incremento de la pobreza, de la enfermedad, del desarraigo, de las marginaciones varias…pero no hay una respuesta de estas sociedades divididas a ello, tal vez porque no todas se sienten parte de estas consecuencias, cada sociedad ve unas consecuencias en sus vidas, no ve las de las otras, se ha interiorizado aquello de “preocúpate por ti, porque nadie lo va a hacer”. Ha calado profundamente en las sociedades el miedo por la disidencia, protestar es radical, lo radical es terrorismo o es anacrónico (revoluciones pasadas, guerrillas de “países pobres”…), los medios nos muestran las consecuencias de nuestras movilizaciones en el buen avance de la economía (¡como si el Dios Dinero nos dignificara!), no explica los motivos y las consecuencias que estos colectivos movilizados sufrirán o sufren ante lo que protestan.
¿Cómo vamos a dar una respuesta unitaria ante tanta agresión? Plantear esta respuesta es casi imposible, la sociedad es un compost de sociedades, un compost que Manolo Sáez nos explica huele, pero huele a miedo en “Oliendo nuestra realidad”. Sin embargo, perder la batalla antes de haber comenzado la guerra pacífica de reclamar nuestra dignidad, no puede ser nuestra actitud, las gentes de Baladre tenemos, defendemos una RBis que ahora más que nunca se justifica al ser un derecho individual, universal, incondicional…ella puede unificarnos en objetivos vitales, sin uniformarnos, puede recomponer la fragmentación, presentarnos unidas frente a las agresiones del Capital, romper el miedo, acabar con el hedor…pensemos, reflexionemos, ¡actuemos!. Es cierto, somos pocas, pero ello no debe ser impedimento para salir a la calle, salgamos, no dejemos que nuestra propuesta quede entre cuatro paredes, en debates y encuentros, dejemos que las sociedades encuentren en la RENTA BASICA DE LAS IGUALES, un motivo de lucha. Tenemos formas: reactivación de los puntos negros en lugares concretos como las delegaciones de bienestar social, mensajes en los billetes que usamos, potenciando los puestos de libros en eventos (ferias, mercadillos, jornadas…), tomemos los espacios públicos con carteles con mensajes impactantes…hagamos visible nuestra IDEA, para con ella generar la unidad, la conciencia que nos lleve a la suma, a combatir al capital. El hecho de que ya no seamos sujetos revolucionarios no es justificación para que abandonemos los espacios que por derecho nos pertenecen, sin miedo al control, nuestro mensaje es más fuerte que el poder que nos divide, porque nuestro mensaje es el poder que nos suma.